Nos da miedo ver nuestros seres queridos pasar de este mundo al silencio eterno. Sólo entonces entendemos que "el cuerpo vuelve al polvo como era y el espíritu vuelve a Dios quién lo dio". Estamos en la presencia del Señor de la vida. Los médicos, cirujanos, enfermeras y amados hicieron todo lo posible por prolongar la vida, pero, por la providencia misteriosa de Dios, llegó el fin.